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Flavia Corcuera

México

"Desde el día que supe que Cima internacional tendría experimenta Colombia, dispuse mi corazón para ir y fue todo un reto y acto de fe llegar hasta allá. Estar en la comunidad de Piapocos fue toda una experiencia intercultural (porque el grupo que visitamos la comunidad éramos de diferentes países, teníamos diferentes hábitos y costumbres, así como diferente forma de entendernos aun cuando todos hablábamos español y entre todos ellos yo era la encargada de la cocina, tenía que orar para que Dios obrara en mis manos y en el paladar de ellos, y por lo menos se pudieran comer todo, ví la multiplicación de Dios todos los días en lo que comíamos) y transcultural, porque al lugar donde fuimos, tenían diferente idioma, no conocía su ideología, sus creencias, sus costumbres y tenía temor de ofender su cultura al hacer o decir algo inapropiado que fuera normal para mí y poco convencional para ellos, y con eso cerrar las puertas al evangelio, estuve designada para trabajar con mujeres, totalmente diferentes a las que estaba acostumbrada a tratar, inicialmente me costó trabajo comunicarme, las percibía distantes, pues no decían nada y si decían algo no entendía, quería por lo menos leer su lenguaje corporal pero no mostraban expresiones, después todo cambio, por lo menos reían y eso me hacía pensar que ya habíamos entrado en confianza, después la ayuda de alguien que tradujo fue muy importante, porque nos podíamos comunicar ya con todas. Fue lindo visitar a hermanos en la fe, conversar con ellos, ver qué ya tienen la biblia traducida a su idioma y cómo algunos comparten su fe con personas de su comunidad para que los demás conozcan, ver cómo han permanecido en la fe y las adversidades que enfrentan para continuar su caminar con Dios. Me llevo este aprendizaje en mi corazón “donde quiera que vayamos podemos ser los labios, pies, los brazos de Jesús para que otros le conozcan y se acerquen a Él”.