LOS PLANES DE DIOS NO FALLARÁN.
Por: Jennifer Brogdon, escritora y blogger www.jennifercbrogdon.com
Revista Movilicemos – Diciembre de 2019
Gladys Aylward sirvió como en misionera en China entre los niños pobres por 25 años, pero su éxito en el campo vino únicamente después de una gran dificultad. La vida de Aylward puede enseñarnos 6 cosas:
- Nuestra meta debe ser la voluntad de Dios: Gladys sintió que Dios quiso que ella fuera a China, pero en cambio, mucha gente la instaba a continuar el trabajo evangelístico en casa. Su trabajo entre los ciudadanos más pobres de Inglaterra fue de hecho buen trabajo. Sin embargo, pensar en las almas perdidas en China la atormentaba, quitándole la sensación que Dios la quería ahí. Gladys no quería simplemente hacer buenas obras, ella amaba hacer la voluntad de Dios; lo que significaba hacer el trabajo específico al cual Él la había llamado. Esto era ir a China.
- Nuestros planes pueden fallar: El comité de la sociedad misionera, sin embargo, la encontró no apta en términos de educación e intelecto. La rechazaron y le dijeron que el idioma chino sería para ella muy difícil de aprender. Con el rechazo del comité, el sueño de Gladys parecía imposible.
- Podemos enfrentar obstáculos: Gladys finalmente llegó a China al viajar a través de una zona de guerra con un ticket de ida y una cantidad racionada de comida. Ella sabía que Dios quería usarla en China por amor a Su nombre; indistintamente de sus debilidades.
- Podemos poseer habilidades inesperadas: En sus inicios en China, Gladys vivió con un misionero veterano. Como no sabía el idioma, noche tras noche escuchaba al misionero enseñar la Palabra de Dios enseñada en chino, así consiguió aprenderlo. Dios también la equipó excepcionalmente de otro modo. En China, vendaban los pies de las mujeres como práctica para impedir el crecimiento. Como era extranjera, ella caminaba con los pies descalzos. Para sorpresa suya, un oficial del gobierno se le acercó para pedirle que viajara a toda villa aledaña e hiciera cumplir la nueva ley que prohibía el vendaje de pies. Gladys ayudó la condición de que predicaría el Evangelio en cada hogar que visitara. Él estuvo de acuerdo; y así se abrieron puertas para el Evangelio con las familias chinas.
- Los planes de Dios no fallarán: Después de adoptar un niño que encontró en venta en la calle, el Señor trajo centenas de otros niños a Gladys. Durante el tiempo de guerra, Dios la usó para guiar este grupo de pequeños a través de terreno peligroso, entre soldados enemigos, para traerlos a buen recaudo. Gladys se regocijó que fuera Dios quien actuara, no ella. Nuestros planes pueden fallar, pero definitivamente los planes de Dios no.
- Dios usa al débil: Los disturbios estallaban con frecuencia en la prisión local; los guardias pedían a Gladys que viniese a calmarlos. La primera vez que fue de visita, tomó un hacha de un prisionero revoltoso. Aun los asesinos convictos escuchaban con asombro a la pequeña mujer quien se paraba sobre un montículo de tierra y, sin temor alguno, proclamaba la verdad.